El lunes, 26 de abril de 1937, las bombas arrasaron Guernica. Se cumplen años del ataque a la localidad vizcaína por parte de la Legión Cóndor de la Alemania Nazi y la Aviación Legionaria de la Italia fascista de Benito Mussolini.
Era un día de mercado, por lo que había multitud de gente en el centro de la villa, que quedó completamente destrozado por las bombas, en lo que se considera un ensayo de la II Guerra Mundial por la táctica tan devastadora utilizada.
El bombardeo se prolongó durante más de tres horas. Hacia las cuatro de la tarde apareció un primer avión que dejó caer algunas bombas. Quince minutos después llegó la primera oleada, con tres aviones en formación triangular volando muy bajo.
"Los aviones despegaban del aeródromo de Vitoria, rebasaban el litoral y luego, dando media vuelta, seguían el valle del Oca, atacando Guernica de norte a sur", contaba el historiador José Manuel Martínez Bande, especialista en la historia militar de la Guerra Civil Española.
Los aviones utilizados eran de tres tipos: Heinkel 111, Junker 52 de bombardeo y Heinkel 51 de caza y ametrallamiento. Según Martínez Bande, "en cada oleada actuaban, entre bombardeos y cazas, alrededor de 15 a 20 aviones. Eran suficientes. Su táctica consistió en arrojar primero bombas rompedoras ordinarias, luego racimos de pequeñas bombas incendiarias y simultáneamente ametrallar al personal al descubierto, no sólo el que se encontraba en la ciudad, sino también en sus alrededores e incluso en las anteiglesias comarcales".
Hay otros autores que sostienen, sinb embargo, que no se trató de un bombardeo continuado, sino que los bombardeos pretendían destruir la localidad de manera selectiva
.Más de 31 toneladas de bombas
En total se estima que se lanzaron sobre #Gernika más de 30 toneladas de bombas. El 85,22% de los edificios -un total de 271- quedaron totalmente destruidos y el resto parcialmente afectados. Se generaron 60.000 metros cúbicos de escombros, que tardaron cuatro años en ser retirados por completo.
"Cuando pasó el bombardeo, la gente salió de sus refugios. Nadie lloraba. Sus rostros mostraban asombro. Ninguno de nosotros podía comprender lo que veía. Al ponerse el sol, aun no podía verse más allá de los 500 metros", relataba el religioso Alberto de Onaindia, testigo directo del ataque.
Además, las bombas incendiarias generaron un incendio que tardó al menos un día en ser sofocado. Por el contrario, las fábricas de armamento y el puente de Errenteria, los únicos objetivos estratégicos de la localidad vasca, quedaron intactos. Tampoco resultaron dañados el árbol de Guernica, símbolo de las libertades vascas, ni la Casa de Juntas.
Sin cifra exacta de víctimas
Nunca ha habido una cifra exacta ni fiable de víctimas por el bombardeo. El Gobierno vasco registró 1.654 muertos y 889 heridos. José de Labauria, entonces alcalde de Guernica, cifró los fallecidos en más de mil. Las últimas indagaciones rebajan el número de muertos a entre 250 y 300. Historiadores señalan al respecto de esta cantidad tan baja que no hubo más fallecidos porque, tras el primer bombardeo, la gente se refugió en el monte.
En cualquier caso, el régimen franquista nunca registró ninguna muerte. El mismo Franco jamás reconoció en público que el ejército alemán fue el responsable del bombardeo. Actualmente se sigue investigando para tratar de arrojar luz sobre el alcance del ataque y el número de falelcidos.
Tres días después del bombardeo, llegó a Guernica un contingente militar franquista. Muchos de los habitantes, especialmente aquellos conocidos como republicanos y nacionalistas, huyeron por temor a represalias.
Aquí estoy
frente a ti Tibidabo
hablando viendo
la tierra que me faltaba para escribir "mi patria
eeeeees también europa y poderosa"
asomo el torso y se me dora
paso sorbiendo roma olivo entro
por el Arc de Bará
de repente remonto todo transido el hondo
Ebro
a brazazos retorno arribo a ti
Vizcaya
árbol que llevo y amo desde la raíz
y un día fue arruinado bajo el cielo
Ved aquí las señales
esparcid los vestigios
el grito la ira
gimiente
con el barabay
el toro cabreado directamente oíd
ira escarnio ni dios
oh nunca nunca
oh quiero quiero que no se trapapelen
el cuello bajo la piedra
la leche en pleno rostro el dedo
de este niño
oh nunca ved aquí
la luz equilibrando el árbol
de la vida.
(De "En castellano", 1960)
Blas de Otero (1916-1979)
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