GUERRA CIVIL EN BADAJOZ
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miércoles, 26 de abril de 2023

86 AÑOS DEL BOMBARDEO DE GUERNICA: ASI FUE EL ATAQUE

El lunes, 26 de abril de 1937, las bombas arrasaron Guernica. Se cumplen años del ataque a la localidad vizcaína por parte de la Legión Cóndor de la Alemania Nazi y la Aviación Legionaria de la Italia fascista de Benito Mussolini.

Era un día de mercado, por lo que había multitud de gente en el centro de la villa, que quedó completamente destrozado por las bombas, en lo que se considera un ensayo de la II Guerra Mundial por la táctica tan devastadora utilizada.

El bombardeo se prolongó durante más de tres horas. Hacia las cuatro de la tarde apareció un primer avión que dejó caer algunas bombas. Quince minutos después llegó la primera oleada, con tres aviones en formación triangular volando muy bajo.

"Los aviones despegaban del aeródromo de Vitoria, rebasaban el litoral y luego, dando media vuelta, seguían el valle del Oca, atacando Guernica de norte a sur", contaba el historiador José Manuel Martínez Bande, especialista en la historia militar de la Guerra Civil Española.

Los aviones utilizados eran de tres tipos: Heinkel 111, Junker 52 de bombardeo y Heinkel 51 de caza y ametrallamiento. Según Martínez Bande, "en cada oleada actuaban, entre bombardeos y cazas, alrededor de 15 a 20 aviones. Eran suficientes. Su táctica consistió en arrojar primero bombas rompedoras ordinarias, luego racimos de pequeñas bombas incendiarias y simultáneamente ametrallar al personal al descubierto, no sólo el que se encontraba en la ciudad, sino también en sus alrededores e incluso en las anteiglesias comarcales".

Hay otros autores que sostienen, sinb embargo, que no se trató de un bombardeo continuado, sino que los bombardeos pretendían destruir la localidad de manera selectiva

.Más de 31 toneladas de bombas

En total se estima que se lanzaron sobre #Gernika más de 30 toneladas de bombas. El 85,22% de los edificios -un total de 271- quedaron totalmente destruidos y el resto parcialmente afectados. Se generaron 60.000 metros cúbicos de escombros, que tardaron cuatro años en ser retirados por completo.

"Cuando pasó el bombardeo, la gente salió de sus refugios. Nadie lloraba. Sus rostros mostraban asombro. Ninguno de nosotros podía comprender lo que veía. Al ponerse el sol, aun no podía verse más allá de los 500 metros", relataba el religioso Alberto de Onaindia, testigo directo del ataque.

Además, las bombas incendiarias generaron un incendio que tardó al menos un día en ser sofocado. Por el contrario, las fábricas de armamento y el puente de Errenteria, los únicos objetivos estratégicos de la localidad vasca, quedaron intactos. Tampoco resultaron dañados el árbol de Guernica, símbolo de las libertades vascas, ni la Casa de Juntas.

Sin cifra exacta de víctimas

Nunca ha habido una cifra exacta ni fiable de víctimas por el bombardeo. El Gobierno vasco registró 1.654 muertos y 889 heridos. José de Labauria, entonces alcalde de Guernica, cifró los fallecidos en más de mil. Las últimas indagaciones rebajan el número de muertos a entre 250 y 300. Historiadores señalan al respecto de esta cantidad tan baja que no hubo más fallecidos porque, tras el primer bombardeo, la gente se refugió en el monte.

En cualquier caso, el régimen franquista nunca registró ninguna muerte. El mismo Franco jamás reconoció en público que el ejército alemán fue el responsable del bombardeo. Actualmente se sigue investigando para tratar de arrojar luz sobre el alcance del ataque y el número de falelcidos.

Tres días después del bombardeo, llegó a Guernica un contingente militar franquista. Muchos de los habitantes, especialmente aquellos conocidos como republicanos y nacionalistas, huyeron por temor a represalias.

Aquí estoy

frente a ti Tibidabo

hablando viendo

la tierra que me faltaba para escribir "mi patria

eeeeees también europa y poderosa"

asomo el torso y se me dora

paso sorbiendo roma olivo entro

por el Arc de Bará

de repente remonto todo transido el hondo

Ebro

a brazazos retorno arribo a ti

Vizcaya

árbol que llevo y amo desde la raíz

y un día fue arruinado bajo el cielo

Ved aquí las señales

esparcid los vestigios

el grito la ira

gimiente

con el barabay

el toro cabreado directamente oíd

ira escarnio ni dios

oh nunca nunca

oh quiero quiero que no se trapapelen

el cuello bajo la piedra

la leche en pleno rostro el dedo

de este niño

oh nunca ved aquí

la luz equilibrando el árbol

de la vida.

(De "En castellano", 1960)

Blas de Otero (1916-1979)

- abril 26, 2023 No hay comentarios:
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miércoles, 22 de marzo de 2023

Castuera. Campo de concentración franquista, visita del 12-03-2023

 

Castuera. Campo de concentración franquista, visita del 12-03-2023

El día 12, un domingo de marzo del 2023, salimos en expedición a visitar vestigios de la guerra civil española, en la provincia de Badajoz, nos desplazamos a Castuera, para desde allí visitar el campo de concentración franquista, que se monta allí en un paraje inhóspito, para albergar todos los prisioneros posibles de zona republicana, dado que el fin de la guerra estaba cerca y cantado de mano el bando vencedor, como por desgracia sabemos el Rebelde o Franquista. Que nos mete directo a una dictadura que durara 40 años, y que la cual aún hay vestigios, pero no materiales, como quien exponemos aquí, sino mentales, que son los más peligrosos. Quedo muy marcada en cuatro décadas, el adoctrinamiento franquista, en nuestra sociedad. 

Este campo es una muestra de lo que aún no se puede hacer, de las trabas burocráticas que existen, para exponer la verdad, la verdad con un centro de interpretación, donde las generaciones futuras, vean por sus propios ojos, que fue aquello y para qué sirvió… Y después cada cual saque sus conclusiones.
 
El régimen de Franco estableció campos de concentración en España durante la guerra civil española. Uno de estos campamentos estaba situado en Castuera, localidad de la provincia de Badajoz. El Campo de Castuera se estableció en 1939 y se utilizó para recluir a prisioneros de guerra y opositores políticos al régimen. Las condiciones en el campamento eran duras e inhumanas. Los prisioneros sin apenas alimentos. Muchos murieron por desnutrición, enfermedades y malos tratos… Fue parte de una red más grande de represión y control. El régimen usó estos campamentos como una herramienta para reprimir la disidencia y mantener su control sobre el poder.
Hoy, la memoria del campo de concentración de Castuera y los demás campos del régimen de Franco se honra a través de esfuerzos para preservar registros históricos, artefactos y testimonios. Esto ayuda a garantizar que las generaciones futuras comprendan las atrocidades cometidas por el régimen y trabajen para evitar que tales atrocidades vuelvan a ocurrir. Su legado sirve como recordatorio de los peligros del autoritarismo y la importancia de salvaguardar los derechos humanos.



José Pecero Merchán
- marzo 22, 2023 No hay comentarios:
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domingo, 5 de febrero de 2023

Febrero. 86 años de una masacre..

 LA DESBANDÁ: EL GENOCIDIO FRANQUISTA DE LA CARRETERA DE MÁLAGA A ALMERÍA (FEBRERO 1937)



  El 6 de febrero  de 1937 las tropas del general Gonzalo Queipo de Llano entraron en Málaga. Alrededor de 100.000 republicanos huyeron hacia Almería por la ruta de la costa. Fue la llamada 'desbandá'. "Es lo más cercano a un infierno que he visto", recuerda Salvador Guzmán, superviviente.
Del periódico digital, Publico.
02/02/2013 18:44
Imaginaos 150.000 hombres, mujeres y niños que huyen en busca de refugio, temerosos del ejército nacionalista del general Queipo de Llano. No hay más que un camino. No hay más vía de escape. La ciudad que buscan es Almería, y hay que andar hasta allí cerca de 200 kilómetros...Tienen que caminar mujeres, ancianos y niños... tambaleándose, tropezando, abriéndose los pies en los pedernales polvorientos, mientras que los fascistas los bombardean sin piedad desde los aviones y los cañonean desde el mar.

ALEJANDRO TORRÚs



El testimonio pertenece a la libreta de anotaciones de Norman Bethune, reputado cirujano pulmonar canadiense que acudió a la Guerra Civil española como voluntario del Socorro Rojo. Su testimonio escrito y las fotos de su ayudante, Hazen Size, es de lo poco se conserva de uno de los episodios más trágicos, y desconocidos, de la Guerra Civil: la llamada desbandá.

El 6 de febrero de 1937 las tropas del general Gonzalo Queipo de Llano llegaron a Málaga. La mayoría de los pueblos de la parte occidental de la provincia ya estaba en manos de Franco, y la única salida que quedaba para los milicianos republicanos, las mujeres, los niños y los ancianos era la ruta de la costa, un camino que hoy se recuerda como "la carretera de la muerte" (la actual N-340).

Por el norte de Málaga llegaban las tropas italianas; por el oeste, el ejército de Queipo de Llano; y por mar, los buques del bando franquista. "Por tierra, mar y aire, las tropas franquistas, apoyadas por italianos y alemanes, atacaron a miles de civiles inocentes", asegura la historiadora de la Universidad de Málaga, Encarna Barranquero, autora del libro Población y Guerra Civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio.



Entre 100.000 y 150.000 personas salieron de Málaga hacia Almería por la ruta de la costa. Saber con precisión cuánta gente murió es imposible, aunque algunas fuentes hablan de entre 5.000 y 7.500 personas. Muchos cadáveres acabaron en fosas comunes o se los llevó el río Guadalfeo. "Sólo en la fosa común del cementerio de San Rafael de Málaga ya se han identificado a más de 4.300 víctimas", señala Andrés Fernández, arqueólogo y responsable científico de las investigaciones en el cementerio de San Rafael.

"Los niños llevaban solamente su pantalón y las niñas su vestido ancho, medio desnudos todos bajo el sol... Niños con los bracitos y las piernas enredados en trapos ensangrentados: niños sin zapatos, con los pies hinchados; niños que lloraban desesperados de dolor, de hambre, de cansancio... cuatro días perseguidos por los aviones de los bárbaros fascistas, y cuatro noches de caminar en grupo compacto hombres, mujeres, niños, mulas, burros y cabras, tratando de mantenerse juntas las familias, llamándose por el nombre propio, buscándose en las sombras", prosigue el relato de Bethune.



"Lo peor que una persona puede ver"

Una de esas niñas que caminaba junto a su familia es Natalia Montasaroa. Tenía 13 años aquel 7 de febrero de 1937. Hoy, 76 años después recuerda lo que vivió durante aquellos días.

"Salimos de Málaga el día 7 a las diez de la noche. Teníamos miedo porque oíamos a Queipo de Llano por la radio, que decía: 'Malagueños, maricones, ponedle pantalones a la luna'. La carretera estaba llena de gente. No se me olvidará nunca una mujer con un niño pequeño en brazos; habían disparado desde el barco un proyectil, y las piedras que saltaron le dieron a la mujer en la cara: ella quedó muerta con el niño en brazos, al que no le pasó nada...", recuerda Natalia, quien en 1937 tenía apenas 13 años.

 La familia de Natalia, no obstante, no llegó nunca a Málaga. El ejército italiano los alcanzó antes. "La cuarta noche de travesía recuerdo que veíamos muchas luces detrás nuestra. Le pregunté a mi padre que qué era y me dijo que se trataría del alumbrado de alguna localidad. No era cierto. Se trataba de los tanques italianos. La gente se escondió en el monte. Desde los tanques disparaban con las ametralladoras a todo lo que se movía. Al día siguiente regresamos al camino, una mujer escondida en la cuneta había sido aplastada por los tanques. Ya no tenía sentido seguir adelante, los nacionales habían cortado la carretera de Motril", asegura.



No obstante, la peor parte del camino aun no había llegado para la familia de Natalia. A pesar de que ya no corrían el peligro de ser atacados por el ejército italiano, el camino de vuelta a casa dejó marcadas en su retina "lo peor que una persona puede ver".

"Por la carretera vimos muchos muertos: milicianos ahorcados; una familia entera (el padre miliciano, la madre y tres niños) con tiros en la cabeza; muchos prefirieron suicidarse y dar muerte a su familia antes de caer en manos de los nacionales. Cuando llegamos a Málaga a mucha gente la encerraron en un barco que había en el puerto, y a otros muchos los fusilaron", sentencia Natalia.

"Lo más cercano al infierno"

Salvador Guzmán, de 85 años, sí consiguió llegar a Almería con su familia. Su padre, José Guzmán, era el primer teniente de alcalde del ayuntamiento de Coín (Málaga), gobernado por una coalición de PCE y PSOE. Su huida arrancó la madrugada del 7 de febrero. En un coche, "similar al Renault 4-L de los 60", la familia del alcalde de la ciudad y la suya emprendieron un largo camino con destino en Almería. En total, diez personas en un coche de 1937.



"Lo primero que se queda en mi retina sucedió nada más salir de Málaga. En un cruce, vi como un hombre le pegó un tiro en la sien a sus dos hijas, después a su mujer y, por último, a él mismo. Fueron los primeros muertos que vi en mi vida pero, desgraciadamente, no fueron los últimos", recuerda Salvador, que asegura que a lo largo de su travesía su vehículo fue objeto de los disparos de los buques del bando franquista el Cervera y el Canarias.

"Los primeros misiles los tiraron a nuestro coche porque pensarían que éramos tropa. Aquello era lo más cercano al infierno que he visto nunca. Conseguimos refugiarnos en un corte de la carretera. Entonces, vimos a unos paisanos de Coín que también huían. Les dijimos que no pasaran, pero no nos hicieron caso. Vimos como su coche reventaba en cientos de pedazos", asegura Salvador.

Cuatro días después, la familia de Salvador consiguió llegar a Almería. Por el camino quedaron cientos de víctimas. "Vimos como abrieron las compuertas de un pantano llevándose a muchísima gente por delante entre gritos de desesperación de sus familiares", recuerda. La llegada a la capital almeriense, no obstante, no puso fin al peligro.



La aviación italiana estaba esperando a los fugitivos. "Los aviones italianos vinieron todas las noches. Bombardeaban el centro de la ciudad donde había miles de refugiados", relata Salvador, que se encontraba refugiada en la casa de unos amigos de la familia. Las noches de bombardeos sobre la capital de Almería serían los últimos que la familia de Salvador pasara unida. Terminada la guerra su padre fue detenido, humillado públicamente y encarcelado. En 1947, fue fusilado.

El bombardeo sobre Almería fue recogido por el doctor canadiense, quien llegó a la ciudad tras cuatro días trasladando enfermos desde Málaga a la ciudad almeriense. "Cuando aquellas 50.000 personas exangües habían llegado al sitio que creían un abrigo seguro, los aeroplanos fascistas, alemanes e italianos, desataron sobre la población un nutrido bombardeo... arrojaron diez bombas en el centro mismo de la ciudad, en la calle principal de Almería, donde, amontonados en el pavimento, dormían exhaustos los refugiados. La calle parecía un degolladero, con los muertos y los agonizantes, alumbrado por las llamas de los edificios que ardían", escribe Norman Bethune en su cuaderno.



 Muchos historiadores, como el propio Bethune llegaron a la conclusión de que se trató  de un plan organizado deDe exterminio. "¿Qué crimen habían cometido estos hombres de la ciudad para ser asesinados de modo tan sangriento?", se pregunta Bethune en la conclusión de sus escritos. "Su único crimen había sido el de votar por un Gobierno del pueblo; moderado paliativo contra la carga aplastante de siglos de codicia del capitalismo".

https://www.google.com/amp/s/m.publico.es/actualidad/carretera-muerte.html/amp












- febrero 05, 2023 No hay comentarios:
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martes, 3 de enero de 2023

El comandante portugués; Antonio Augusto de Seixas. Que salvo de una muerte segura a centenares de republicanos extremeños.

El Plural. Prensa.

El “Schindler portugués” que salvó a centenares de republicanos españoles arriesgando su vida. 

El militar portugués Antonio Augusto de Seixas Araújo

El militar portugués Antonio Augusto de Seixas Araújo

https://www.elplural.com/

30 de diciembre de 2018 por Juan Luis Valenzuela

Mucho se ha escrito y se ha hablado de aquellos héroes de guerras que “no eran las suyas”  y que estando bajo regímenes totalitarios arriesgaron sus vidas y sus cómodas posiciones sociales para salvar vidas. Entre ellos y ya en la filmografía cinéfila, destaca Oskar Schindler, el empresario alemán y miembro del Partido Nazi, que salvó la vida de aproximadamente 2.000 judíos durante el Holocausto empleándolos como trabajadores en sus fábricas de menaje de cocina y munición, ubicadas en lo que hoy son Polonia y la República Checa. 

El “ángel de Budapest”

Otro héroe también llevada a la pantalla fue Ángel Sanz Briz, diplomático español apodado el ángel de Budapest por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial. El zaragozano Ángel Sanz salvó a más de 5.500 judíos en 1944, durante su estancia como diplomático de España en Hungría. Sanz Briz se valió de un decreto español de 1924, ya derogado, para convencer al Gobierno húngaro de que autorizara a los judíos que alegaran su origen sefardí a vivir bajo el paraguas español. Se le concedió la autorización para proteger a 200 judíos y posteriormente a otros 150, permisos que logró multiplicar hasta llegar a los 5.500.

Pues bien, menos conocida pero no menos valiosa y valiente es la historia de Antonio Augusto de Seixas Araújo, más conocido como el teniente Seixas. Este militar portugués que nació en Montalegre en 1891 y murió en Lisboa un 28 de octubre de 1958, tuvo un importante papel al inicio de la Guerra Civil española salvando a numerosos republicanos que cruzaban la frontera huyendo de la barbarie fascista. Esta labor de ayuda la hizo en muchas ocasiones desobedeciendo órdenes superiores. El teniente Seixas improvisó un campo de refugiados en la localidad de Barrancos en el Bajo Alentejo alojando a más de cuatrocientos extremeños que huían de la represión de las tropas de Franco.

Los refugiados de Barrancos

Al inicio de la Guerra Civil española avanzaba por Extremadura el denominado “Ejército de Äfrica”. El objetivo era comunicar las tropas golpistas del Norte y del  Sur. En ese episodio acontecieron hechos horribles y de brutal represión de los militares fascistas contra la población civil extremeña, destacando las atrocidades acaecidas en grandes poblaciones como Almendralejo, Zafra o Mérida. De esos asesinatos colectivos queda para la negra historia la conocida como “Masacre de Badajoz” durante el 14 o el 15 de agosto de 1936 con cerca de 4.000 víctimas. Este asesinato colectivo provocó que ​miles de extremeños y andaluces, sobre todo gente del campo, huyeran cruzando la frontera hispano-lusa en una especie de imitación de la “Desbandá” malagueña en la carretera de Almería, intentando ponerse a salvo en Portugal. Tristemente la mayor parte de los huidos, activistas sindicales, alcaldes, concejales y militantes de izquierda, milicianos de las cuencas mineras del sureste, extremeños y andaluces, fueron devueltos a la fuerza a España por el dictador portugués Oliveira Salazar, aliado y simpatizante de Franco afín al bando franquista. La mayoría de los “devueltos” a España terminaron sus vidas poco después al ser fusilados. Pero más de mil de ellos, en un acto solidario e inédito fueron, gracias a las gestiones de Seixas evacuación a territorio republicano, un hecho increíble por las concomitancias ideológicas de Franco y el dictador portugués Oliveira Salazar.

Heroicidad

Y es este hecho el que destaca la bondad y valentía del teniente Antonio Seixas ocurrió entre el 21 y el 23 de septiembre. Ese día una masa humana de 600 personas provenientes en su mayoría de localidades fronterizas, que aún no han sido tomadas por las tropas sublevadas franquistas, como Jerez de los Caballeros, Oliva de la Frontera o Villanueva atravesaron la frontera natural que constituye el río Ardila logrando alcanzar la ciudad portuguesa de Barrancos.

La frontera entre Portugal y Extremadura y Huelva en se encontraba vigilada por tropas dependientes del teniente Seixas. Jugándose su empleo militar y su libertad tanto Seixas como el teniente Oliveira Soares, dejaron que los  refugiados rebasaran la frontera y se quedasen en tierra portuguesa incluso haciendo frente a sus perseguidores. En total fueron 616 personas a las que se ubicó en un campo de refugiados en Coitadinha. Las informaciones se trasladaron a la otra parte de la frontera, la española, y eso provocó que aumentara la llegada de nuevos huidos extremeños y andaluces. En un gesto épico de inmensa valentía y también de indisciplina, Seixas montó un nuevo campo de refugiados, este en Russianas. Con su ayuda humanitaria y la solidaria de los vecinos portugueses de Barrancos, 411 refugiados sobrevivieron esperando un desenlace

Salva a refugiados

Lo insólito del logro de la tenacidad y osadía del teniente Seixas se plasmó sorpresivamente en octubre de 1936. Luego de negociaciones entre el gobierno español de la República y el portugués de Oliveira Salazar, el dictador luso cedió a la repatriación a zona republicana de los refugiados españoles en su país. Fueron 1.020 los refugiados contabilizados por la suma de los distintos campos de refugiados frente a los datos oficiales del Gobierno portugués que creían que eran 616. Por ello las autoridades portuguesas acusaron a Seixa de traición y fue encarcelado durante 60 días en una fortaleza en Elvas así como se le suspendió de su cargo. Años después se le readmitió y destinado como comandante de sección a Sines. Falleció en 1959.

Reconocimiento de la Junta de Extremadura

En abril de 2010, el entonces presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, reconoció la figura del teniente y mostró su agradecimiento por la ayuda prestada a los refugiados extremeños en 1936 inaugurando en Olva de la Frontera  un monumento en honor al teniente Seixas.

MEMORIA HISTÓRICA

Enlaces de interés, sobre el artículo:

Publico Prensa:

El caso del teniente Seixas

https://www.facebook.com/watch/?v=2276475852602286

 

 

Escrito por: Gloria Mateo



- enero 03, 2023 No hay comentarios:
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lunes, 27 de junio de 2022

El calvario judicial del alcalde al que se le embargó una vaca por atreverse a exhumar una fosa común.

Dos investigadores han rescatado la historia de Benito Benítez Trinidad, regidor de un pueblo de Badajoz, para ilustrar las trabas a la reparación de las víctimas del franquismo durante la Transición

— El Gobierno retomará cuanto antes los trabajos para exhumar a víctimas del Valle de los Caídos tras el aval judicial

MEMORIA HISTÓRICA


Marta Borraz

23 de junio de 2022 23:07h
Actualizado el 24/06/2022 11:44h

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Hoy la memoria histórica sigue siendo una asignatura pendiente, pero impulsarla cuando la muerte de Franco estaba reciente fue un auténtico desafío. Quienes buscaron poner fin a la impunidad de los crímenes de la dictadura en los tiempos en los que España estaba empezando a estrenar la democracia se enfrentaron a obstáculos, presiones, amenazas o incluso denuncias. Es lo que ocurrió en Torremejía, un pueblo de Badajoz marcado por la represión franquista en el que impulsar la exhumación de la fosa común en la que yacían los fusilados abocó a su primer alcalde democrático a un calvario judicial en 1979, tras la denuncia de quienes se oponían a la reparación de las víctimas.

Dos investigadores expertos en memoria histórica de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Paloma Aguilar y Guillermo León, han rescatado la historia de Benito Benítez Trinidad en el artículo Los orígenes de la memoria histórica en España: los costes del emprendimiento memorialista en la Transición, publicado en la revista Historia y Política. Los expertos han accedido por primera vez al expediente judicial y al archivo municipal y han recopilado testimonios para retratar un caso cuya relevancia trasciende al ámbito local y sirve para ilustrar los límites con los que se encontraba entonces lo que hoy llamamos memoria histórica.

Este tipo de acciones “se produjeron casi exclusivamente” a pequeña escala y gracias al empeño de los familiares, que solían conocer dónde estaban enterrados los asesinados. “Pensaron que era su momento y que con la aprobación de la Constitución, el sistema sí les daría una respuesta”, cuenta León. Pero se toparon con un escenario de “hostilidad” por parte de los sectores profranquistas y de “indiferencia” social e institucional. “Las Administraciones no eran sensibles a ello, así que las medidas de reparación que se llevaron a cabo fueron escasas y fragmentadas”, añade.

Ni siquiera formó entonces parte de las agendas de los partidos y sindicatos de izquierdas. “Se marginó de las estrategias políticas a nivel provincial y nacional, pero en esos momentos el PSOE, el PCE o la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) estaban trabajando sobre el terreno para construir candidaturas municipales, así que muchas familias se les acercaban en los pueblos para preguntarles por sus padres, sus hijos, sus tíos...”, explica el experto.

En la práctica, las iniciativas acabaron dependiendo de “la determinación” de alcaldes, concejales e incluso sacerdotes gracias al acercamiento local con las familias. Aunque no sin costes. A veces, como ocurrió en Motril, se llegaron a suspender funerales en honor a las víctimas debido a las presiones y algunas publicaciones como Cuadernos para el Diálogo llegaron a recibir amenazas por publicar reportajes sobre el tema. “En muchas ocasiones los pioneros de la memoria histórica sufrieron presiones, amenazas y acciones intimidatorias”, resume el artículo, que pone el foco en que la extrema derecha lo que quería evitar era “que se mancillara la versión de la historia ofrecida por el franquismo”.

Un largo proceso judicial

A Benito Benítez Trinidad hacerlo le valió una denuncia y un largo proceso judicial instrumentalizado con fines políticos, lo que hoy llamaríamos lawfare. “Hay que tener en cuenta que se trataba de un contexto local donde la derecha se veía desplazada del poder que había detentado durante décadas y quien lo ocupaba era un jornalero. Esto en un ámbito rural donde las diferencias sociales estaban muy marcadas generaba impotencia entre los sectores conservadores”, explica León.

Militante de la ORT, un partido marxista ya desaparecido, y hasta entonces obrero agrícola, Benítez fue elegido alcalde de Torremejía con 30 años en las primeras elecciones democráticas, en 1979. El pueblo, eminentemente agrícola y marcado por el recuerdo traumático de la represión franquista, votó en esos comicios mayoritariamente a la ORT, seguida de la UCD, el PSOE y el PCE. Se conformó una corporación heterogénea que dio lugar a momentos tensos e intentos de mociones de censura contra el alcalde.

Pero el momento más convulso llegó con la petición de los familiares de los represaliados de abrir la fosa clandestina situada en una calle del cementerio por la que la gente pisaba al pasar. Llegaron a ser 40 asesinados, según ha contabilizado el historiador Francisco Espinosa, aunque en el mausoleo que se erigió para albergar los restos figuran 33 nombres. El momento lo recuerda Ángel Calle, entonces concejal en Mérida y dirigente de la ORT: “Una serie de mujeres se enfrentaron al alcalde y a mí y nos plantearon que teníamos que sacar a sus padres. El sepulturero del viejo cementerio municipal nos dijo la ubicación porque sabía de memoria dónde estaban [...] Y decía a la gente: 'aquí está tu padre', 'aquí, tu tío', 'aquí, tu abuelo'”.

Según consta en el artículo, Benítez no lo dudó y lo llevó al pleno del 28 de julio de 1979. Menos de un mes después, Torremejía llevaría a cabo la exhumación. Los restos se introdujeron en sacos de plástico y el acto de traslado se produjo en forma de cortejo sin banderas de partidos, según el informe que elaboró la Guardia Civil. Algunos medios se hicieron eco del hecho llegando a destacar el carácter multitudinario del acto. Los testimonios recogidos por los investigadores confirman que se vivieron momentos “de emoción” y “dolor” y que aquellos días la atmósfera en el pueblo era “tensa”. Tanto que aparecieron varias pintadas con amenazas e injurias al alcalde, que en una ocasión llegó a ser agredido e insultado por varios militantes de derechas.

Estas acciones no tuvieron repercusión judicial, pero sí lo tuvo la exhumación, a raíz de dos denuncias presentadas por el gobernador civil de la provincia y el concejal de UCD en Torremejía, médico y jefe local de Sanidad, Julián Membrillo Bote. No eran “dos actores cualquiera”, sino figuras “relevantes” desde el punto de vista sociopolítico, añade el artículo. Tras meses de instrucción, el 25 de enero de 1980, el juez emitió un auto de procesamiento contra Benítez en el que le imputaba dos delitos: uno contra la salud pública por no haber pedido permiso a la Jefatura de Sanidad y otro por malversación de caudales públicos, acusado de utilizar para la exhumación a trabajadores del Empleo Comunitario, una fórmula de empleo transitorio en obras financiadas por el Estado que rigió hasta 1983 para paliar el paro agrícola.

El apoyo del pueblo

El juez le impuso además una fianza de 50.000 pesetas, pero al no tener la cantidad ni disponer ni siquiera de vivienda en propiedad, la justicia solo pudo embargarle una de las dos vacas que tenía la familia. Aunque ahora puede resultar algo “cómico”, destaca la investigación, fue en su momento un suceso traumático porque eran los únicos bienes que poseían. De hecho, su hijo Antonio sigue acordándose del momento en el que las autoridades se llevaron al animal de su casa. Sin embargo, el pueblo “se volcó” en la causa judicial e hicieron una colecta de “bonos de ayuda” de 100 pesetas para desembargar la vaca, algo que consiguieron.

El caso fue muy sonado, publicado en medios nacionales como El País e incluso llegó al Congreso de los Diputados, donde el entonces diputado de Euskadiko Ezquerra, Juan María Brandés, interpeló al Gobierno para que, en caso de condenarse a Benítez, se tramitara “inmediatamente” el indulto. Finalmente, el alcalde fue absuelto el 19 de junio de 1980, casi un año después de la exhumación. Consideró el juez que no había cometido los delitos que se le imputaban: “El de la salud pública no se sostenía porque llevaban más de 40 años enterrados. Por otro lado, varios trabajadores del Empleo Comunitario testificaron que nadie les había ordenado hacer la exhumación, algunos incluso eran familiares de enterrados. Aun así, las actividades encajarían con lo que hacían” estos empleados, resume León.

A esto se sumaba la presión social del pueblo y la repercusión que llegó a tener, lo que empezó a poner el foco en que “lo que se dirimía realmente era una cuestión de orden moral y no jurídica”, remacha el experto, que apunta a cómo el “tormento judicial” que afrontó el alcalde se constituyó como un “efecto disuasorio” de acciones parecidas. Benítez acabó siendo alcalde de Torremejía durante casi 25 años con diferentes formaciones políticas: de la ORT pasó a IU y después al PSOE, hasta 2003. Falleció en 2013, con 64 años.

Marta Borraz

 

- junio 27, 2022 No hay comentarios:
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lunes, 18 de abril de 2022

Jesús Yuste Marzo. Último alcalde republicano de Villafranca de los Barros.


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Jesús Yuste Marzo.  Último alcalde republicano de Villafranca de los Barros

La Segunda República en Villafranca, una época desconocida.

   Esta semana, trasteando mis archivos, he encontrado un artículo en hojas del periódico del EL ECO DE LOS BARROS. De octubre de 2006. Como no, me he puesto a leer. La ventaja de tener unos días libres. El artículo es del paisano FRANCISCO ESPINOSA MAESTRE, (Historiador) con fecha del 14 de julio del 2006.

    Parte del título lo dice todo. La Segunda República, una época desconocida. Y en verdad que hay poca información sobre ese periodo de tiempo en la memoria de Villafranca, se entiende que cuarenta años de silencio, impuesto por los franquistas, es de entender la poco que se conoce de ese periodo.

Sí, tenemos conocimiento, de lo que ellos, los franquistas quisieron, se supiera, pero no más. Este artículo es una investigación, muy bien trabajada por Francisco Espinosa, sobre Jesús Yuste. Ultimo alcalde republicano de Villafranca de los Barros. Como no, he creído conveniente, aparte de fotografiar las hojas del periódico, exponer el texto para disfrute de todos.

En verdad, no está todo el artículo completo. Pues faltan las fotografías, pero Si el texto del mismo.  Disfrútenlo, y opino que después de 16 años. Este artículo es merecedor de salir de nuevo a la luz. Para más conocimientos de nuestros paisanos de Villafranca. 

Presentación escueta: José Pecero Merchán. 

Jesús Yuste Marzo.  Último alcalde republicano de Villafranca de los Barros

La Segunda República en Villafranca, una época desconocida.

Jesús Yuste era natural de Bañón (Teruel), pequeña localidad de la comarca de Jiloca situada a unos 70 kilómetros de la capital de provincia, en la que nació el 15 de octubre de 1890. Desconocemos cuando y con qué motivo se desplazó de Aragón a Extremadura, pero sabemos que se estableció en Villafranca de los Barros y se casó con Carmen Pertegal Cueña, con la que tuvo tres hijos. Miguel. Victoria y José. Nacidos entre 1917 y 1924. Cuando se proclamó la Segunda República en abril de 1931 llevaba llamarte 20 años en Villafranca de los Barros, dedicado al oficio de panadero y dio en la calle Ramón y Cajal, n.º 8, o calle pasero. Por su profesión y por tener una malformación en una pierna derecha era conocido con por el cojo de los molletes. Sabemos por sus propias declaraciones que pertenecía a la UGT desde 1931 y al PSOE desde su constitución de la localidad. Yuste ocupó la Alcaldía en dos momentos clave de la Segunda República desde el 3 de junio de 1931 al 27 de diciembre de 1933, en qué, A consecuencia del triunfo del Partido Radical en las elecciones generales celebradas poco antes, fue cesado como otros tantos alcaldes socialistas, y, la su reposición a consecuencia de la victoria electoral del Frente Popular desde  el 26 de febrero de 1936 hasta la llegada de las columnas golpista en los primeros días de agosto de ese mismo año, en Villafranca,  en estas elecciones generales, con 6857 votantes, (los electores eran 8920), el Frente Popular obtuvo 3473 votos. y la derecha 3384. A nivel provincia la izquierda venció con una amplia diferencia.

Dado el estado en que el Archivo Municipal ha llegado hasta nosotros y falta de trabajo de investigación sobre el periodo republicano en la localidad, conocemos muy poco de su gestión al frente del Ayuntamiento. La correspondencia de la diputada socialista Margarita Nelken contiene un escrito al alcalde Yuste fechado en marzo de 1932 en la que plantea graves problemas, crea la gran desproporción existente entre la población y la extensión del término, y solicita al Ministerio de Agricultura la ampliación de este y fusión de otros municipios cercanos. El objetivo no era otro que dar solución a la cuestión agraria, o sea, “asegurar el sostenimiento de la clase obrera y del pueblo labrador”. Cuatro años después, en marzo del 36, enviar un nuevo escrito, en esta ocasión al presidente de la Junta Nacional de Defensa contra el Paro Forzoso, qué vale la pena reproducir.

 Exmo.Sr.

 Jesús Yuste Marzo, Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad,  a V .E. expone.

 Que esta ciudad cuenta con un censo agrícola de 2500 brazos aproximadamente, sin contar también los obreros agrícolas fijo y un término tan escasos para tan número de obreros, que la crisis del trabajo en este ramo son constantes, pues aún más en épocas en que no hay más trabajo en el campo, cómo escardar y segar, siempre queda por emplear un tanto considerable de obreros, y si en dicha época hay siempre jornaleros en paro, no hay que decir nada de aquellas en el campo no hay nada que hacer.

 De aquí resulta que cada día que pasa  está la grabación de esta situación, que verdaderamente se hace insostenible, pues los obreros ven que pasa un día y otro sin tener qué llevar a sus hogares  para el alimento necesario.

La anterior exposición no es una fórmula para llevar a ese Centro en súplica una subvención más o menos grande, es, Sr., la llamada de angustia de quién ve por momentos un terrible desenlace en este estado de cosas y no ve otra solución posible que auxilio de esta Junta. Día de llevado la tranquilidad, a millares de obreros, desesperados por el hambre.

 Pero no para  ahí la crisis, a la agrícola, verdaderamente pavorosa, hay añadir la del mismo carácter de gremio de la construcción en todos sus ramos, pues es un hecho que llevan en paro cuatro años, pero un paro total y absoluto, que me hace  pensar constantemente en un trágico desenlace.

 Excmo. Sr.; el censo de población de esta ciudad es de 15.659 y tiene un término de unas dieciséis mil fanegas, de las cuales una tercera parte aproximadamente se dedica al cultivo asociado de vides y olivos o a uno de los dos, es decir que apenas se necesitan brazos; El resto se divide en dos hojas  iguales, una de las cuales se siembra y la otra queda de barbecho, dónde resulta que solamente hay una cinco mil fanegas dónde se pueda emplear a los braceros y generalmente estas están en perfectas condiciones de cultivo.

Esto trae como consecuencia el constante paro. Es misión de los ayuntamientos buscar solución a estos problemas y por ello y viendo que la única existente es la ejecución de Obras Municipales, que, por otro lado, son estrictamente necesarias.

 Pero surgen también la dificultad y es que el Ayuntamiento se encuentran en una agobiante situación económica, ya  a deuda en la actualidad una trescientas mil pesetas y no tienen en Caja cantidad alguna y le es imposible materialmente acometer la realización de las obras.

 Si tienen proyectadas y si fuera necesario su unión a expediente que instruya ese Organismo, se le enviarán, obras de urbanización y saneamiento de las vías públicas por un total aproximado de ciento ochenta mil pesetas; plaza de mercado con un presupuesto de doscientas noventa y ocho mil pesetas y edificios municipales, qué comprende nueva Casa Consistorial, Juzgado Municipal, Cuartel de la Guardia Municipal, pabellones para viviendas de maestros, Biblioteca Popular, Escuelas Centrales, etc. cuyo importe es de un millón ochocientas mil  pesetas.

 En estas obras podrán emplearse, en la mayoría, indistintamente los obreros del ramo de la construcción y los agrícolas, por presentarse a ellos los trabajos, pero el Ayuntamiento no podrá aportar cantidad alguna o casi nula la que pueda hacer por su situación.

  Por todo ello, V.E.

SÚPLICA  se digne a tener este por presentado a efecto de que por esa junta se conceda la subvención máxima para la ejecución de las obras indicadas, a cuyo fin acompaño certificado del acta de la sesión en que se tomó el acuerdo de solicitar el auxilio de esta Junta y relación de las deudas municipales, permitiéndome rogarle la urgencia de la resolución por los fines sociales que ha de llevar.

 Villafranca de los Barros a 26 de marzo de 1936.

 En realidad, el panorama expuesto por el alcalde Yuste era común no solo los numerosos pueblos de la región sino a extensas zonas de geografía española. Como también era común la angustiosa situación económica de los ayuntamientos, tanto porque la derecha había dejado exhaustas las arcas municipales antes de dejar el poder cómo por las limitaciones objetivas de la economía municipal. El escrito muestra bien la situación local a solamente un mes y medio de las elecciones y unos días después de la gran invasión de fincas que tuvo lugar en Badajoz el 25 de marzo antes el retraso de la definitiva puesta en marcha de la reforma agraria. Pero esa importante jornada de lucha campesina afectó poco Villafranca de los Barros, que solo pudo asentar a 550 yunteros en tres fincas extremas al término con una extensión de 676 hectáreas. Así pues, Villafranca fue de los pueblos cuya crisis se mantuvo pese a los importantes cambios vividos en el medio rural durante esos meses. Años después el alcalde Yuste sería acusado de haber lanzado octavillas invitando a los obreros, dada la poca ciega que hubo este año, a “respigar” y también de advertir a la Guardia Civil de que “no denunciaran nada porque no habían de conseguir nada”.

 El golpe militar y los días rojos.

  El 17 de julio se supo  de la sublevación militar en África y el 18 de los graves sucesos acontecidos en Sevilla. Como en las demás localidades y siguiendo las instrucciones del Gobierno Civil, en Villafranca se formó un Comité de Defensa presidido por el alcalde Yuste, qué fue el encargado de controlar la situación las semanas siguientes. Por orden del gobernador Granados se recogieron las armas existente en manos de particulares y se practicaron numerosos registros y detenciones. El único misterio era la Guardia Civil. Según está en su primer momento se intentó controlar el cuartel provocando un incendio en las eras para que los guardias civiles salieran, pero esto no lo hicieron. El alcalde ordenó además de los municipales que controlarán lo que entraba y salía del cuartel y uno de aquellos días, enterado que los guardias civiles estaban escuchando a Queipo de Llano a través de Radio Sevilla, ordenó que quitasen la emisora, recibiendo por respuesta, según los propios guardias civiles, que fuese a quitar él en persona.

 La Guardia Civil tenía más quejas: el alcalde se adelantó a la recogida de armas impidiendo que estás fueran a parar al cuartel y además dio cuenta, con razón, al Gobernador Civil de la dudosa actitud del comandante de puesto, hecho por el que este fue amonestado desde la Comandancia y se lo ordeno que se pusiese las órdenes del alcalde cómo era su deber. Lógicamente, muy pocos izquierdistas de Villafranca podrían fiarse de un cuerpo con el pasado de la Guardia Civil y que además había sido sometido a investigación durante los meses del Frente Popular a causas de varias denuncias por paliza y malos tratos ocurridos en los días previos a las elecciones de febrero. Por todo esto, según Yuste, lo relaciono con el armamento y la defensa de la población recayó sobre el teniente alcalde Manuel borrego Pérez, que había alcanzado el grado de sargento en el ejército y que fue encargado también de organizar el grupo que se acercó a los santos del día 5 de agosto. Quizá esa experiencia- Yuste también fue- y el hecho de contemplar en directo la potencia destructora de la columna que venía del Sur, fue lo que les llevó a desistir de preparar resistencia alguna en Villafranca de los Barros.

 El alcalde, que ya sabías cómo fue interrogado 1939 que Manuel Borrego Pérez, había sido asesinado en Mérida el 16 de agosto del 36, mantuvo que el único responsable del incendio de la sacristía en los momentos previos a la llegada de la columna fue Borrego y un grupo de exaltados, pero que si impidió que fuera a más y tuviera trágicas consecuencias. Lo cierto es que, según documentos generados por los propios vencedores, fue Borrego Pérez el que antes de partir hacia Almendralejo garantizo a los presos, que sus vidas no corría ya peligro. En esos momentos finales Yuste ya no estaba en el pueblo y era Borrego quién actuaba como presidente del comité. Todos sabían y así se recoge en los informes  posteriores, que Yuste no tuvo responsabilidad alguna en este hecho.

 El alcalde Yuste salió del pueblo con otros muchos el mismo día 7 de agosto. Posiblemente dirección Hornachos. En septiembre se encontrará ya en la Extremadura republicana. Para entonces su casa, como los demás dirigentes de izquierdas,  ya había sido saqueada y la maquinaria de la panadería incautada.  Durante el viaje, dada su cojera y el cansancio acumulado de la salida del pueblo, le permitieron ir a lomos de un animal, pero con tan mala fortuna que a consecuencia de una caída se hizo daño y hubo que ser hospitalizado, primero en Azuaga hasta su ocupación a finales de septiembre, luego en Cabeza del Buey y finalmente en Madrid, donde permaneció hasta el 6 de noviembre, el día anterior a la gran ofensiva sobre la capital que acabo en el fracaso de la columna franquistas y en victoria de los que se quedaron o llegaron para hacerle frente. Pero el alcalde Yuste no marcho a Valencia como el gobierno, sino que si le dijo a Castuera, capital de la Extremadura republicana, y más tarde a del Duque y a Siruela, encargándose de diversos cometidos como el cobro de  cédulas y la coordinación de abastos en los pueblos de la zona.  El final de la guerra le cogió de viaje por Albacete. En la espera de poder salir del país consiguió dirigirse hacia Alicante, pero antes de llegar fue detenido e ingreso en el campo de concentración de Albatera, de dónde en los meses siguientes sería trasladado a Badajoz.

12

 Justicia al revés

Las primeras diligencias de la Auditoria de Guerra de la 1ª División datan de 7 de septiembre de 1939, fecha considerada como la de su detención oficial. La inspección de campos de concentración de prisioneros fue la primera en lanzar, sin fundamento alguno, el bulo que se trataba de “uno de los asesinos principales del pueblo de Villafranca de los Barros”. La noticia de la detención del alcalde había corrido rápidamente en aquella inmensa prisión que se había convertido el país. La primera que envío un escrito en las autoridades fue María Ceballos Zúñiga de Solís, marquesa de San Fernando, residente entonces en Villafranca de los Barros, quién, basándose en una supuesta declaración de capitán de Asalto, Julián Sánchez Bolaños, responsabilizó en mayo de 1939 al alcalde de los asesinatos de su marido. Joaquín Dorado Rodríguez de Campomanes, y de su hermano, Pedro Ceballos-Zúñiga de Solís, desaparecidos en Madrid a manos de “la Canalla Roja” el 7 de noviembre de 1936.

 Luego, en julio, fueron cuatro vecinos, el presidente de la gestora, Antonio Muñoz Martín (Administrador de propiedades agrícolas); uno de los gestores, Alonso Mancera Alcalde ( también administrador): Rodrigo Sánchez Arjona (propietario), y Juan José Boaños Iglesias (Impresor), todos ellos detenidos durante los días rojos, los que denunciaron ante el Comité Militar que había sido localizados”los directivos rojo siguiente”: 

1º) Jesús Yuste Marzo, “alcalde socialista, presidente del Comité rojo, sujeto (sic) peligrosísimo y capaz de ordenar los mayores crímenes”.

2º Ángel Medel Cabrera, “secretario del Comité rojo y que huyó después del intento de asesinato a los presos con el dinero de las multas impuestas y el de la agencia ejecutiva”.

3º Antonio Torres Marín.  Concejal “y presidente de la Casa del Pueblo, a quién también se vio la noche del tiroteo a los presos y después  huyó”..

4º Fernando Rubio Pastor.  “Municipal, autor de casi todas las prisiones de personas de derecha, de las palizas antes del movimiento, daban a estas, según rumores, posible asesino de vecinos de esta ciudad, Marqués de San Fernando y don (sic)Pedro Ceballos, ocurridos en Madrid”. Por ello pedían el traslado de todos a Villafranca de los Barros, “Para ver si sus declaraciones podía reconstruirse los pasados en ella durante el movimiento”. En los Días siguientes, el juez Joaquín Vñeta Pons, otro de los detenidos, tomo declaración a los cuatro denunciantes, que se reafirmaron en lo dicho por más que las acusaciones se basarse en rumores (“tiroteo a los presos, sin qué declarante puede asegurarlo”) o en meras  opiniones(sujeto(sci) peligroso para la causa Nacional”).

 Una de las peores acusaciones con la que Yuste se enfrentó fue de haber provocado con sus denuncias durante su estancia en Madrid la muerte de varias personas de Villafranca de los Barros. Aunque siempre lo negó tubo en  contra el testimonio del capitán de Asalto Julián Sánchez Bolaños, hijo del secretario del ayuntamiento Julián Sánchez Díaz. Alguien extendió el rumor de que cuando Sánchez Bolaños  intento mediar a favor de algunas personas de Villafranca de los Barros, Yuste le respondió que” todos los señores de Extremadura debían desaparecer y que el asunto  de que hablaba ya había quedado terminado”. El alcalde Yuste reconocido haber visto atar Sánchez en una ocasión, pero negó haber hablado de esa cuestión, lo cual era bastante creíble dado que las personas por las que se interesó Sánchez fueron asesinadas el 7 de noviembre del 36, fecha en que el alcalde ya no estaba en Madrid.

  Este mismo sentido fueron muy negativos en los testimonios de Amalia Rengifo Salamanca y Carmen Hernández Prieto Aguilar, la primera, hermana de Félix Rengifo, asesinado en Madrid, y la segunda de Diego Hernández Prieta, jefe de la Falange Villafranquesa  asesinado en Fuente del Maestre el 10 de agosto de 1936 después de Huir y vagar por varios pueblos de la zona. Esta afirmaba que el Comité, y, por tanto, Yuste, había dado orden de traer a su hermano aunque fuera muerto. Y la primera mantenía que su hermano fue localizado en Madrid gracias a las denuncias de Yuste y de otro miembro del comité, Ángel Médel Cabrera, y aseguraba que  la actitud del alcalde se debía al convencimiento de que uno de sus hijos había sido asesinado en Villafranca por los franquistas, cosa que no había ocurrido. La investigación  seudo-judicial realizada por los instructores de esa aberración jurídica llamada Causa General “descubrió” agente de Villafranca detrás de varios asesinatos cometidos en Madrid. Siempre eran los mismos: Medel y Yuste; pruebas, ninguna. A Ángel Medel, asesinado en Mérida el 31 de julio de 1940. Le costó la vida.

 Sin embargo, y pese a todo lo dicho, nadie se molestó en tomar declaración al capitán de Asalto, Julián Sánchez Bolaños, al que todos aludían y qué pasaba por Villafranca con frecuencia. Y como no existió tal declaración, tampoco pudo existir un careo entre Sánchez y Yuste. Igualmente en ningún momento fue tenido en cuenta el certificado Hospital Provincial de Madrid, presentado por Jesús Yuste, que probaba que ingresó el 24 septiembre del 36 y que no fue dado de alta hasta el 24 de octubre, padeciendo” Contusiones en la cadera derecha y región costal lateral del mismo lado. Qué hacen está van en un individuo con frecuentes manifestaciones reumáticas”. Testimonios igualmente a su favor, pero qué poco sirvieron, fueron los de Ricardo Domínguez Pachón y Ventura Cortes Gallardo, respectivamente alcalde y alto cargo de Falange de Herrera del Duque, quienes aseguraron que todo momento Jesús Yuste fresno los impulsos violentos de los “elementos marxistas” de la localidad.

 Una instrucción perversa.

En noviembre de 1939 se recibió en el juzgado el informe de la Guardia Civil, firmado por el comandante de puesto José Valverde. Su declaración es interesante porque de vuestra que tenía en su poder documentación de UGT local, afirma que la fecha de alta de Yuste fue el 3 de junio del 1931 y recuerda por primera vez  uno de los mayores “pecados” del alcalde: bajo su primer mandato fue retirada la estatua del Corazón de Jesús de la plaza de Maura y trasladada a la parroquia. Después de soltar la retahíla de acusaciones que la había responsable de todo lo ocurrido, concluía:”es de carácter hipócrita (sci)  y siempre  sonriendo sé, de tintos perversos y capaz de cometer los crímenes más espantosos”. Unos días después fue nuevamente alcalde Antonio Muñoz, quién recordó lo del Corazón de Jesús y ánimo a juez Viñeta a recoger más testimonio sobre Yuste, uno de ellos sería el del delegado de información e investigación de Falange, Francisco Romero Pereira, repitió exactamente lo mismo que unos y otros estaban diciendo desde el primer día, hasta el punto de concluirse informe así .”Es individuo de instinto perverso y capaz de cometer los crímenes más espantosos”. Todos, sin base alguna, estaban repitiendo lo mismo una y otra vez. Lo grave era que había transcurrido más de tres años desde el verano del 36, que la guerra había acabado y quién Villafranca solo había corrido la sangre de personas de izquierda. Recordemos que, según un informe de la Guardia Civil, solamente en 3 meses, desde el 7 de agosto al 3 de noviembre de 1936, habían fallecido en la localidad 310 personas(2). Para hacer más llevadera la terrible realidad represiva local, ya desde 1937, se utilizaron una series de bulos que aún perduran: Que los presos de derecha no fueron  asesinados, “porque no dio tiempo”, que luego se descubrieron ”listas negras” con los nombres de los que  debían de morir, que tenían preparadas la gasolina, en el cementerio ya había preparado una gran fosa para todo ellos… Lo cierto es que en todos los pueblos donde solo corrió sangre de rojos circularon estas historias.

 Carmen Hernández-Prieta por entonces jefa de la Sección Femenina de Villafranca de los Barros, se permitió, en su condición de hermanas de la que ella misma llamo”jefe del fascio” local, lanzar dura crítica en varios sentidos:Por un lado, contra la Guardia Civil, por convocar a los falangistas  “para hacer frente a los revolucionarios locales con armas te la misma Guardia Civil le facilitaría” y luego no sólo  no darle alma, sino expulsarlos del cuartel, y por otro contra Alfonso Mancera Alcaide, quién acusó de cerrarles  la puerta cuando le pidieron protección. Hernández-Prieta no se planteó en ningún momento que quién participaba en un golpe militar corre el riesgo de acabar mal, y tampoco pareció tener en cuenta que los falangistas que al contrario que su hermano y Corredera permanecieron en el pueblo en poder de Yuste, salvaron la vida. Por el contrario, se reafirmó en que el alcalde, aunque no autor material, fue uno de responsable del asesinato de su hermano.

Por esos días finales de 1839 prestaron también declaración  ante Viñuela el notario Pedro Fernández de Soria Cabeza de Vaca y el propietario Ramón Ceballos Solís. El primero se quejaba de haber sido detenido por negarse a admitir los mozos de mula que le imponían, lo que, según  decía, también había perjudicado a Francisco Cabeza de Vaca y a Manuel Obando. Ninguna de las dos declaraciones beneficio Yuste. El propio juez Viñeta Pons realizó un informe sobre el alcalde. Sin duda lo conocía mucho mejor que los demás y había tenido múltiples roce con él en los años anteriores. Viñeta pertenecía, y esto se transluce en su escrito, a esos sectores sociales que no podía entender ni soportar que un obrero ocuparse la Alcaldía o hubiera de tratar de igual a igual. Decía, por ejemplo, qué Yuste cambio radicalmente desde que se metió en la política: De un obrero honrado devino en un sujeto indeseable y proclive a las alcaldadas. Para Viñeta, como para los demás, carecía de valor alguno qué pese a su supuesta ”pésima conducta”, la hoja de penales del alcalde estuviera en blanco. Pero el juez llegaba a más. Pues creía que.” Dada su congénita sagacidad,.astucia, y zorrería” y amparado en la anquilosis que padecía en una pierna, no debió intervenir en todos los hechos que se acusaba, sino que más bien comprometería a los demás saliendo el siempre indemne. Y esto lo hacía precisamente quiénes muchos consideraban un individuo que siempre sabía poner en la dirección conveniente y cuya detención, que debía a Yuste, le había dado un pedigrí del que carecía hasta el momento.

 El auto de procesamiento, del 21 de diciembre de 1939, considera a Jesús Yuste responsable del delito de rebelión militar. Un ejemplo más de la” justicia al revés” aplicada por los golpistas. La declaración indagatoria a la que somete ese mismo día lo describe como un individuo de 1,63 estatura, ojos pardos, pelo bano (sic), cejas al pelo, color sano, boca regular y barba poblada; y como seña particular cojo de la pierna derecha. Se ratificó en su declaración inicial, insistiendo en que “durante su mando no se llevaron a cabo hechos delictivos en Villafranca de los Barros” y mencioné a tres personas que podían hablar de su conducta: Joaquín Viñeta Pons, Justiniano Bermejo Durán y Antonio Viñuela Machuca. Desgraciadamente,  los “testigos descargo” sirvieron de poco. Viñuela, el más generoso, compañero de la corporación de Yuste en  junio de 1931, se limitó a decir que lo consideraba una persona de conducta moral buena y no lo creía responsable de lo ocurrido durante el “dominio marxista”. Bermejo,”si bien de modo personal desconoce los hechos” que pudieran imputar, nada dijo en su favor y lo considero responsable de todo lo ocurrido en el pueblo. Se quejaba de que la habían sacado dos mil pesetas; sin embargo, no recuerdo que le fueron devueltas más tarde por mediación del alcalde.

  Viñeta remitió a la declaración anterior ya comentado y añadió dos cosas” por si pudieran serle beneficiosa” Según Viñeta, el alcalde Yuste permitió que, una vez que le detuvieron el 26 de julio, le visitará a su hermana, que además intento sacarlo depresión y  trasladarlo al Hospital Municipal, cosa que el Comité impidió pese a que Yuste lo aprobaba.  Lo otro eran más importante: cuándo se produjo la expropiación del Colegio San José en 1932, en la que actuó como delegado del Gobierno el catedrático de Badajoz, Ricardo Carapeto Burgos,” el entonces alcalde Jesús Yuste se condujo con bastante benévola comprensión y observo una respetuosa actitud en la ocasión  inolvidable referencia”. Sin embargo, estos testimonios, añadidos al sumario en los primeros días de enero de 1940, fueron interpretados por el instructor cómo qué ”no le consideran ajeno a los hechos delictivos que se llevaron a cabo en esta localidad”.

 Condena y  éxodo carcelario.

 El consejo de guerra, presidido por el comandante Luis Ortiz Santisteban al que acompañaba como vocales los capitanes Máximino Trigueros  Calcerrada, Lázaro Moreno Bonilla y el teniente Felipe Silva López, se celebró a finales de marzo del 40. Como era habitual en estas falsas judiciales_militares, el fiscal pidió pena de muerte y la defensa, representada por el teniente Miguel Luengo Tejero, solicitud la pena de 12 años y un día por considerar que el delito, más que rebelión militar, había sido auxilio a la rebelión. Preguntado si tenía algo más que exponer, Yuste Marzo dijo que no. El 26 de marzo se  conoció la sentencia, Disparate final, que coronaba la absurda y demencial instrucción:

 Que el procesado, JESÚS YUSTE MARCOS, de mala conducta, sin antecedentes penales, afiliado a UGT desde 1931 en cuya organización gozaba de gran predicamento y a ascendencia a proclamarse la República fue nombrado Alcalde, cargo que desempeño hasta 1933 y volvió a ocupar el 16 de febrero de 1936 desde cuya fecha autorizo que los municipales formarán parte de la llamada partida de la goma encargada de apalear a personas de orden que transitaban por las calles y a partir de 18 de julio entro a formar parte del Comité Revolucionario y con (...) firmó vale de requisa, organizó el servicio de guardias, ordeno requisas, detenciones, saqueos y los demás actos de violencia en que se resolvió la rebelión marxista, acordó con sus compañeros de  Comité quemar la iglesia donde se encontraban los detenidos y al efecto a altas horas de la noche apagaron en el alumbrado en tanto hacían numerosos disparo desde la calle contra la sacristía resultando heridos varios detenidos y al ser liberado el pueblo hoyo a zona roja llegando a Madrid con otros dirigentes, denuncian a las llamadas autoridades rojas a don José Dorado y don Pedro Ceballos y lo que fueron asesinados al preguntarles por dicho señores el Capitán de Asalto Julián Sánchez Bolaño contesto que aquel asunto ya estaba liquidado, paso después a  Herrera del Duque donde observo buena conducta sin mezclarse con los movimientos revolucionarios y presto servicios de portero y recaudador de células hasta el término de la guerra dónde fue detenido

 hechos que declaramos probado(…) FALLAMOS qué debemos condenar y condenamos al procesado  JESÚS YUSTE MARCOS a la pena de MUERTE como autor del delito de ADHESIÓN A LA REBELIÓN MILITAR…

 Posteriormente, en junio de 1940,Y sin que sepamos la causa, se incorporaron al sumario dos testimonios a favor de Jesús Yuste. Que uno fuera del jesuita Vicente González Bravo y otro del párroco Tomás Cerretero mueven a pensar que aquí pudo intervenir el hermano del alcalde, Juan Bautista Yuste Martos, fraile franciscano en Guadalupe, buscando favorecerle. Sin embargo, no hemos podido confirmarlo. La carta de Gómez Bravo, con membrete del colegio,  decía que

 El señor Yuste, cuándo fue alcalde en tiempos de la República y hubo de intervenir en la incautación de este colegio, no mostró malevolencia alguna hacia los Padres, no se extralimitó  en notificarlos, antes fue tolerante  en dejarles retirar las cosas y en sus demás actuaciones, según lo  permitían las circunstancias.

 Este es el recuerdo que conservan de él  los padres que entonces estaban en el Colegio y los criados antiguos que todavía siguen en el mismo, y por haber salido entonces de España no pueden ser ya testigos de actuación posterior.

 Padre Vicente González Bravo

 Villafranca de los Barros a 13 de junio de 1940.

 Por su parte el párroco Tomás Cerretero Romo informo por escrito al día siguiente que Jesús Yuste,” alcalde de esta ciudad durante el tiempo de la actuación roja, no hizo mal a nadie  ni en ningún sentido, fuera del mal general que todos los del mismo partido causaron a la Patria con sus funestas teorías; más bien con tubo he impidió los intentos criminales en la casa del pueblo, y prueba de ello, es que cuando he dicho individuo huyó del pueblo dieron fuego a los presos que estaban en la Iglesia, no pudiendo hacerlo antes por impedirlo el mencionado Jesús Yuste”.

 El día 31 de diciembre de 1940, tras nueve meses de compañía de quienes día a día eran asesinados, le fue conmutada la pena de muerte. Por la inferior de 30 años de reclusión mayor, que empezó a cumplir en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Luego, a partir del marzo del  de 1941, con otros muchos extremeños, paso por la colonia penitenciaria de Formentera. A finales de 1943 la Junta Central de examen de pena reviso su causa y mantuvo la pena. Poco después fue trasladado a Alicante. El 8 de noviembre de 1945 solicito indulto total acogiéndose a un decreto  en ese sentido publicado el 9 de octubre, petición que le fue denegada por el fiscal Jurídico Militar un mes después en base al fallo de la sentencia, repetido punto por punto una vez más, incluido los supuestos declaración de Julián Sánchez Bolaño. Jesús Yuste no dejo de recurrir, obteniendo por resultado que el fiscal togado de Madrid, como si de una obra de Kafka te tratará, estuviera de acuerdo con otro” por estimar acreditado en autos que el peticionario coadyuvó a la relación de asesinatos”. En 1946 instruyó una propuesta de libertad condicional a su favor, qué igualmente fue denegada. Esta situación se mantuvo hasta mayo de 1949. En que de Alicante pasó a Badajoz bajo control de la Junta de Libertad vigilada de esta provincia. Diez años en las prisiones franquistas por el simple hecho de haber sido alcalde republicano de Villafranca de los Barros.

 Ignoramos cómo se produjo su reintegración a la vida en el pueblo donde vivió en el número 17 de la calle Cisneros, y las condiciones en que paso los últimos años de su vida. Si sabemos que nunca pudo ver a su hermano Juan Bautista, falleció un año antes en Jerez de la Frontera. Sus problemas reumáticos y la dureza de las  prisiones  de la dictadura no le dejaron vivir mucho tiempo. El alcalde Jesús Yuste Martos falleció el 23 de noviembre de 1952. Su muerte la certifico un viejo conocido, el entonces juez comarcal Justino Bermejo Durán, uno de los que ocuparon en la dura posguerra la alcaldía de la que Jesús Yuste Martos había sido expulsado por un salvaje golpe militar que acabo en guerra civil. El viejo orden Había vuelto a  imperar y el tiempo parecía haberse detenido. La República nunca había existido.

 Epílogo.

 La trayectoria del alcalde Jesús Yuste Marzo es similar a la de otros muchos alcaldes de la época. Veamos dos casos cercanos. El hecho de cogerle tan lejos de Badajoz el final de la guerra lo libró del destino de José González Barrero, alcalde de Zafra, localizado y asesinado en Castuera por los fascistas enviados desde el pueblo. Este hubiera sido de probable destino de Yuste de haber permanecido en Extremadura en 1939. Su caso recuerda más al de Antonio Godoy Delgado, último alcalde republicano de Hornachos, otro de los extremeños que pasó por Formentera y que posteriormente rehizo su vida no en su pueblo pero si no lejos de allí,  en Reina.  Ambos alcalde ha sido recordado recientemente en Zafra y Hornachos respectivamente y dan nombre a lugares públicos. Es la forma en que las sociedades democráticas, conscientes de que el primer deber de la democracia es la memoria, recuerdan a los que les precedieron y sufrieron justamente por su condición de  demócratas.

 En Villafranca de los Barros, en la figura de su último alcalde republicano, pertenece aún terreno privado. Es posible que muchos sepan quién era qué le pasó, pero da igual porque nada de ello trasciende en el ámbito público. Todos los que tenemos cierta edad hemos oído alguna vez que alcalde Yuste salvo la vida gracias a su hermano Juan Bautista, fraile en Guadalupe. Es posible que así fuera o quizás sea la única explicación que la gente encontró a que Yuste salvará la vida en medio de aquella carnicería. No obstante, hay que decir que ya en el tiempo en que el alcalde paso por consejo de guerra los tribunales militares franquistas - conocedores de la masacre efectuada en los pueblos prontamente ocupados y en casos como este de personas sin delitos de sangre- prefería mandarlos a prisión y explotarlos con el perverso sistema de” redención de  pena por el trabajo” ideado por el jesuita Pérez del Pulgar. La mayoría de los alcaldes que sobrevivieron a ese brutal represión del 36 y sus coletazos del 39 tuvieron un final similar: sus vidas quedaron destrozadas para siempre todos los sentidos, de manera que, en general, incorporación a la vida  no fue si no mira fugaz supervivencia.

 Francisco Espinosa Maestre

 Sevilla, 14 de julio del 2006.

Su hermano Manuel, también concejal socialista durante el Frente Popular, fue uno de los dos Villafranca ese que perdieron la vida en el campo de Mauthausen. el otro fue Juan Ramírez Fernández. También pasaron por Maytahasen, aunque conservaron la vida, José Hernández Suárez y José Hidalgo Gómez( cómo es tomo estos dos casos de Benito Bermejo y Sandra Checa, libro memorial españoles deportados  a los campos de concentración nazis 1940 1945, Ministerio de Cultura, Madrid. 2006 página 389.

A lo largo de noviembre y está el decreto de abril de 1937 colocó bajo control militar todos los presos del territorio controlando por  los golpistas, debieron ser asesinadas en Villafranca de los Barros una 200 personas más, la que sumamos a los anteriores y ahora que fueron condenados a muerte por consejo de guerra partir de 37, completaría las más de 500 que, según las fuentes más fiables, desaparecieron. Solo conocemos la identidad de algunos más de la mitad.

 Nota: la documentación  básica utilizada para este trabajo procede del archivo del tribunal militar territorial número 1. También se ha tenido en cuenta la Causa General, depositada en el Archivo Histórico Nacional y una vez utilizada en mi obra La columna de la muerte ( crítica, 2003). María del Espino Núñez me paso amablemente hace tiempo las notas tomadas en su entrevista con varios descendientes de José Yuste, notas que he preferido no usar a la espera de que sea ella misma la que nos la presente. También de bodegas de, por mal que resultan infructuosas, la que tienes hecha por Fray Joaquín Domínguez Serna en torno al papel juzgado por el hermano del alcalde Yuste. Fernando Maestre también me ha ayudado en algunas gestiones. Y, sobre todo, debo mencionar a Francisco Javier González Tornero, por su amistad y su ayuda.  Sin el trabajo no existiría.

 Fotografías: Francisco Espinosa Maestre y Manuel Pinilla Giraldo, extraído de la obra el oficio de vivir (edición de los autores, 1995)

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