Como cada año, desde la Secretaría de memoria histórica y democrática del PSOE de Villafranca de los Barros. Se realiza el acto de homenaje a los represaliados de la dictadura y la represión franquista. En el cementerio municipal de Villafranca de los Barros.
Este año, como abre el secretario de Memoria Histórica democrática del PSOE a nivel local de Villafranca de los Barros, Pecero Merchán.
Seguidamente, interviene la compañera de La Ejecutiva
Local, Mari Toni Real Gordillo, que leerá el Manifiesto por la
Dignidad y la Memoria en Extremadura. El alcalde y compañero Francisco
Jiménez Araya y Cierra el Acto José Antonio Calderón Burguillo. Graduado
en Geografía e Historia por la UNED.
Buenas tardes. Hoy estamos aquí, un año más, unidos. Para homenajear a los represaliados de la guerra civil.
88 años ya. En 1936, al igual que en el resto de España, Villafranca vivió un cambio drástico con el golpe de Estado que llevó a la Guerra Civil. Hace 88 años, este evento dividió a la localidad entre quienes apoyaban a la República y los defensores del golpe franquista. El 7 de agosto de 1936, tras la toma del pueblo por los franquistas, comenzó una brutal represión contra aquellos que apoyaban la república o eran sospechosos de hacerlo.
Las ejecuciones sin juicio previo se convirtieron en una práctica habitual. Hombres y mujeres fueron detenidos, sacados de sus casas y fusilados en las afueras del pueblo o en las tapias del cementerio. Entre las víctimas se encontraban miembros de partidos políticos de izquierda, sindicalistas, maestros, jornaleros y personas simplemente señaladas por sus ideas o por tener familiares republicanos.
Aquellos que no fueron ejecutados directamente fueron encarcelados en condiciones inhumanas. Muchos de ellos pasaron años en prisión, sometidos a torturas y malos tratos. Otros fueron obligados a llevar a cabo trabajos forzados en obras públicas o en campos de concentración.
Las mujeres también sufrieron la represión franquista de manera significativa. Fueron víctimas de violencia física y psicológica, encarceladas, rapadas y sometidas a vejaciones. Además, muchas de ellas se vieron abocadas a la pobreza al perder a sus maridos o hijos, quienes eran los principales proveedores económicos de la familia.
Durante décadas, el recuerdo de las víctimas del franquismo en Villafranca de los Barros permaneció silenciado. El miedo y la represión impidieron que sus familiares hablaran abiertamente de lo sucedido. Sin embargo, en estos años de democracia, gracias al trabajo de investigadores y asociaciones de memoria histórica, se ha comenzado a recuperar la memoria de las víctimas.
Se han llevado a cabo exhumaciones de fosas comunes en las que se han encontrado los restos de decenas de personas fusiladas. Estos hallazgos han permitido identificar a las víctimas y darles un entierro digno.
Se realizan homenajes a las víctimas, como es el caso de hoy, y se han colocado placas en su memoria. También se han creado centros de memoria histórica donde se recopilan y difunden testimonios. A sin como documentos sobre la represión franquista.
A pesar de los avances logrados, la lucha por la justicia para las víctimas del franquismo en Villafranca de los Barros y Extremadura aún no ha terminado. Todavía quedan muchas familias que buscan la verdad sobre lo que sucedió a sus seres queridos
La historia de los represaliados del franquismo en Villafranca de los Barros es un relato de dolor y sufrimiento, pero también de resistencia y esperanza. La memoria de las víctimas debe ser preservada para que hechos tan terribles no vuelvan a repetirse. Es necesario seguir luchando por la justicia y por construir una sociedad basada en la memoria de la verdad.
Para mí, estudiar e investigar estos hechos y a las personas que son protagonistas de esta triste y oscura historia de nuestro pueblo, es un gran honor. Siento que debo superarme en cada intervención, ya que tengo el privilegio de representar el recuerdo de quienes fueron asesinados por defender sus ideas y principios republicanos de igualdad y libertad.
No olvidamos; que siempre estarán en nuestros corazones y pensamientos.
Hoy estamos aquí para hacer algo muy importante. — No solo queremos recordar la violencia y la represión, sino que también queremos honrar a quienes lucharon por la libertad y la democracia. Recordamos a sus familias y descendientes, quienes siempre los han tenido presentes.
El monolito que tenemos alado de nosotros no es solo una piedra. Es un símbolo de verdad, justicia y reparación. Representa la memoria, la dignidad y la esperanza. También es un símbolo de respeto, convivencia y paz
Y al mismo tiempo es un compromiso con el presente y el futuro. Un compromiso con los valores democráticos que ellos defendieron y que nosotros debemos preservar y fortalecer.
Es importante recordar que la represión franquista no solo afectó a quienes fueron asesinados, - sino también a sus familias, quienes tuvieron que vivir con el dolor, la incertidumbre y el miedo.
Los familiares de los represaliados, son los verdaderos héroes de esta historia. Han mantenido viva la memoria de sus seres queridos, han luchado por la verdad y la justicia, y han contribuido a construir una sociedad más justa y democrática.
En este día, quiero expresarles mi más profundo respeto y admiración.
“Que este sencillo homenaje sirva como consuelo a los familiares de los represaliados, quienes los llevan siempre presentes en su memoria”
Y me despido con unas palabras que dijo en este mismo sitio, nuestra compañera, ya tristemente desaparecida de entre nosotros, Dolores Carrillo, sobre la importancia de estos actos. (Nos ayuda a reconciliarnos con nuestra historia y con nosotros mismos. Y además permiten que los jóvenes no olviden y sepan lo que pasó.)
MUCHAS GRACIAS.
Pepe Pecero. Apertura del Acto. |
La compañera de La Ejecutiva Local, Mari Toni Real Gordillo, Manifiesto por la Dignidad y la Memoria en Extremadura. |
Cierra el Acto José Antonio Calderón Burguillo. Graduado en Geografía e Historia por la UNED. |
Ayer y hoy
Por el miedo del ayer;
la valentía de hoy en día.
Por aquellos nombres anónimos;
nuestro más necesario reconocimiento.
Por aquel silencio impuesto;
nosotros alzamos la voz.
Por esas personas que miraron a la muerte a los ojos;
nosotros les devolvemos una vida arrebatada injustamente.
Por la frialdad de aquellas balas;
la calidez de los claveles que les ofrecemos.
Por el yugo de una dictadura;
nuestros valores e ideales de libertad.
Frente al desconocimiento; educación.
Contra el olvido; memoria.
Por ese desprecio infundado;
nuestra más alta estima y consideración.
Por las semillas que sembraron;
los frutos que recogemos.
Por aquellas lágrimas de terror;
las nuestras de alegría.
Por años de incertidumbre;
el merecido descanso de estas familias.
Por esas muertes ocultadas y olvidadas;
nuestro compromiso de divulgación, concienciación y difusión.
Por aquellos que defienden el “hay que pasar página”;
les respondemos con empatía y respeto.
Por esa herida abierta durante más de 80 años que, con actos así, ayudamos a cicatrizar.
Para que a todas esas personas les sea devuelta la dignidad de la que fueron despojados.
Por aquellos huérfanos desamparados y señalados.
Por Dolores, que decía: “Pasamos mucha hambre. Dinero no tuve, educación sí”.
Por Teresa que entre sollozos recordaba:
“Estuvimos muy unidos. Mi madre era como las gallinas: acurrucaba a todos sus pollitos”
Por Torres que siempre “echó en falta la palabra papá” y cuya madre dejó este mundo sentenciando: “menos mal que he durado más que el canalla criminal que me arrebató a mi marido”.
Por todos ellos.
Por su lucha y sufrimiento.
Para que aquellas muertes no fueran en balde.
Tenemos una responsabilidad.
Una labor que ejercer y unas ideas que defender.
Por todos aquellos horrores; justicia y reparación.
Porque las enseñanzas en nuestro presente serán el respeto del futuro
y este trabajo el triunfo de todo un país.
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