"Queridos amigos, revisando mis archivos personales me he topado con un verdadero tesoro: una aventura que vivimos allá por enero de 2010. Hoy, con la perspectiva del tiempo, estos recuerdos cobran un valor especial.
Como sabéis, siempre éramos los tres mosqueteros de estas expediciones: el amigo Miguel, el amigo Gabriel y un servidor, Pepe Pecero. Aquella mañana de enero era fría, muy fría, y una densa niebla nos acompañaba. Aparcamos el coche lejos, fieles a nuestra costumbre de disfrutar del camino a pie, y pusimos rumbo hacia el Cerro Rozón.
Recuerdo claramente pasar por un cortijo con la puerta abierta de par en par. Nos sorprendió ver unos coches impresionantes aparcados fuera, pero reinaba un silencio absoluto. Nadie salió a saludarnos. Fue una escena misteriosa que nos dejó pensativos mientras continuábamos nuestro ascenso, observando de reojo la Sierra de Aceuche, donde intuíamos que también habría fortificaciones ocultas.
Nuestro objetivo era documentar unas trincheras que había avistado. En aquel entonces, nuestra pasión superaba a nuestro conocimiento: fotografiábamos cada hoyo, cada parapeto y cada chabola sin saber distinguir con certeza si eran posiciones franquistas o republicanas. Simplemente disfrutábamos como locos capturando la historia.
Hoy, al revisar los vídeos, he encontrado detalles que pasé por alto, como unos parapetos que capté casi por casualidad. Ahora sabemos que aquellas líneas están bien definidas entre ambos bandos. Ha sido un auténtico gustazo rescatar estas imágenes de mis archivos y es un placer compartirlas ahora con vosotros".
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Es una sensación extraña, una mezcla de incredulidad y una pizca de rabia contenida, revisar esos viejos vídeos hoy, en diciembre de 2025. Ver la pantalla y darte cuenta de que ahí estaban, literalmente al alcance de la mano.
Pasamos por delante. Mis botas, y las de mis compañeros, pisaron el mismo suelo, quizás incluso rozaron esas piedras. Pero en aquel entonces, nuestra "ceguera selectiva" nos jugó una mala pasada. Íbamos tan enfocados en el objetivo final, el Cerro Rozón, y tan sugestionados por la extraña escena del cortijo y los coches de lujo, que el paisaje inmediato se volvió borroso.
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Verlo ahora en vídeo es como recibir una bofetada de realidad histórica. Aquellos montículos de piedra cubiertos de maleza, que en su día descartamos como simples majanos (montones de piedras de limpiar el campo) o ruinas agrícolas sin importancia, ahora, con la vista entrenada y el apoyo satelital, gritan su verdadera naturaleza: eran parapetos defensivos. Posiciones avanzadas que vigilaban el camino que nosotros mismos estábamos usando.
Es una lección de humildad para el explorador: a veces, lo que buscas desesperadamente está justo delante de tus narices, camuflado por el tiempo y la propia ignorancia del momento.
A continuación, presento una serie de imágenes extraídas de aquella jornada. Ahora, al mirarlas, ya no veo solo campo y frío; veo las líneas defensivas que ignoramos.
El ascenso por la ladera. La vegetación densa y el día gris ayudaron a camuflar las estructuras que se encontraban a media altura, mientras nuestra vista se centraba en la cumbre.
Aproximándonos a las zonas altas. Es en estas laderas intermedias, cerca de las encinas solitarias y los afloramientos rocosos, donde el satélite ha revelado ahora la existencia de los parapetos olvidados.
La prueba del "delito". Esta estructura rocosa en mitad del campo arado es el ejemplo perfecto de lo que ignoramos. Lo que parecía un simple montón de piedras de desbroce es, casi con seguridad, uno de los parapetos de la posición que pasamos por alto.
El dominio visual. Desde las posiciones que recorrimos sin saberlo, se controla perfectamente toda la llanura. La importancia estratégica del lugar es innegable bajo este cielo plomizo.
Ceguera selectiva. Al revisar la imagen, esas elevaciones suaves en el terreno cerca de los árboles ahora parecen claramente posiciones artificiales, integradas en el paisaje para batir el terreno inferior.
¿Y qué es lo que hemos recuperado hoy de ese "baúl de los recuerdos"? Un tesoro. Tenemos una colección de fotografías y documentación inédita que voy a mostraros a continuación. Ha sido un auténtico gustazo reencontrarse con esto en los archivos y poder, por fin, contar la historia completa.
Preparaos, porque lo que viene es historia viva.
El escenario de la historia. Hoy sabemos perfectamente distinguir el terreno:
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Trincheras republicanas por un lado.
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Trincheras franquistas por el otro.
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Pero en aquel entonces, éramos exploradores puros. Fotografiábamos todo con ansia: cada hoyo que parecía una chabola, cada parapeto de piedra, cada surco en la tierra que gritaba "defensa", sin saber en ese instante si pertenecía a un bando o al otro.
Esta vista satélite nos muestra el Cerro Ronzón, un enclave testigo de la crudeza de la guerra. Inicialmente bastión republicano, cayó posteriormente en manos franquistas, transformándose en una posición de artillería letal. La imagen actual nos permite situarnos en el punto exacto desde donde los cañones batían, sin tregua, las posiciones de la Sierra de Peraleda del Zaucejo.
Donde hoy reina el silencio y crece la hierba, hace décadas rugían los cañones. Esta depresión en el suelo del Cerro Ronzón no es natural; es la huella indeleble de una batería artillera. La fotografía nos muestra el 'nido' vacío desde el que se castigaban las líneas republicanas. La naturaleza ha comenzado a reclamar el espacio, pero la forma de la excavación nos recuerda la violencia que una vez ocupó este metro cuadrado de tierra.
La zona de Azuaga se enmarcaba en el Frente Extremeño, que fue uno de los más activos de Badajoz, caracterizado por el constante desgaste de tropas y material militar debido a los ataques y contrataques.
1. Fuerzas Republicanas (Ocupación durante la Guerra de Posiciones: 1937 - julio 1938)
Durante la mayor parte del período de estabilización del frente, esta línea montañosa estuvo bajo control del Ejército Popular de la República, actuando como límite septentrional del frente franquista.
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Unidades Defensoras: Las sierras de Acebuche y Madroño permanecieron ocupadas por la República después de la ofensiva franquista de junio de 1937.
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Brigada Mixta: La principal unidad republicana que defendía este sector era la 109.ª Brigada Mixta (B.M.). Esta brigada había pasado a depender tácticamente de la 37.ª División, cuya misión principal era defensiva.
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Mando Superior: Estas unidades pertenecían al VII Cuerpo de Ejército (C.E.), que cubría el sector desde el río Algodor hasta el río Zújar (límite entre Badajoz y Córdoba).
El Cerro del Madroño, específicamente, se identificaba como una posición republicana avanzada que cubría la línea de defensa hasta el río Zújar.
2. Fuerzas franquistas (ataques y ocupación final)
Las fuerzas del bando sublevado, adscritas al Ejército del Sur bajo el mando del general Gonzalo Queipo de Llano, fueron las responsables de los ataques en esta área.
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Primera Batalla de Argallén (Junio de 1937): La 1.ª Brigada Mixta Legionaria “Flechas Azules”, apoyada por unidades de la 21.ª División, lanzó una ofensiva para consolidar posiciones y dominar el acceso a La Serena. Aunque lograron éxitos militares, el frente se consolidó al sur de los Cerros Acebuche y Madroño, que continuaron en manos republicanas.
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Ocupación final (Julio de 1938): La ocupación definitiva de la comarca de Azuaga y las posiciones del Rozón/Madroño ocurrió durante el cierre de la “Bolsa de la Serena” en julio de 1938. El ataque en este sector sur (eje Peraleda del Zaucejo-Monterrubio-Castuera-Campanario) fue llevado a cabo por tropas del Ejército del Sur.
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Unidades de la 21 División franquista se encargaron de la “limpieza” del territorio conquistado tras el cierre de la bolsa. El capitán de la Guardia Civil Ernesto Navarrete Alcal, integrado en la 21 División, también participó en la ocupación de toda la Bolsa de La Serena en el verano de 1938.
En conclusión, la posición cercana al Cerro del Madroño fue defendida inicialmente por unidades republicanas (principalmente la 109.ª Brigada Mixta de la 37.ª División) y fue finalmente ocupada por las fuerzas franquistas del Ejército del Sur durante la ofensiva de febrero de 1938.
José Pecero Merchán.
He contado con la ayuda de herramientas de IA para la corrección gramatical de este artículo
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